En 1976, Andrés Caicedo hablaba de un texto en el cual estaba trabajando (“muy violento”, según sus palabras) titulado Despezcueznarizorejamiento. Este proyecto tuvo varios títulos hasta convertirse en Noche sin fortuna (título que ironiza una canción del trío Los Panchos) al igual que la colección de cuentos Baladas para niños muertos se convertiría en el volumen de relatos titulado Angelitos empantanados o historias para jovencitos. El caso de Noche sin fortuna es, a todas luces, excepcional. Se trata de una novela inconclusa que pretendía recoger todas sus obsesiones. Es una novela furiosamente juvenil, ingenua, descarnada, trágica, terrible y divertida. Una vez más, los jovencitos burgueses (nótese la irónica pasión de Andrés por los diminutivos: Angelitos, destinitos, jovencitos, caperucita, soldadito: el mundo visto siempre a través de la mirada pequeña) salen de sus casas a una banal fiesta de quince años y, poco a poco, el mundo se va convirtiendo en una “burbuja de horror”.